Capítulo 4: LOGOS (en torno al Conocimiento)
EL SILENCIO FECUNDO
Piensas que tiene el silencio textura de luz negra,
de pentagrama huido, de presagio doliente.
Mas yerras en tu juicio
pues es el negro negación del color, luz infecunda,
en tanto que es feraz el silencio
pues en él se gesta el pensamiento
y de él nacerá la palabra.
DOLOROSA AUSENCIA
Como Othar* furioso
tu ausencia pisotea el huerto de hojas secas
que hoy son mis sentimientos.
Yermo espacio sin luz, albañal de mi dicha,
en otro tiempo fue granero de embelesos y risas.
No sé si lo recuerdas todavía
pues todo lo perdimos hace tiempo.
¿Fue mi egoísmo?
¿Fue tu desamor?
¿Acaso fue el cansancio, perdida la ilusión,
quien propuso el olvido?
Pero yo no olvidé.
Y así
encaneció la tarde mas no murió el recuerdo,
que vívido se hace, en tu presente ausencia,
mi único consuelo.
* Othar: nombre que recibió el caballo de Atila
ESPERANZA (II)
Incapaz de reconocerme en mis recuerdos antiguos sé, sin embargo, que maduré al sentirme integrado en un mundo con luz y hálito propios, distintos de aquellos en los que fui criado.
No puedo precisar el argumento que, enérgico o sutil, obró el milagro.
Sucedió, simplemente, inquietando a los míos. Eso fue todo.
Hoy para mí es certeza que quien soy no estuvo en su momento programado por el determinismo ambiental o la genética.
Sé también que el azar alcanzó un protagonismo inesperado en más ocasiones de las deseadas.
Pero vivir en sociedad es aceptar y compartir el riesgo de ser zarandeado por voluntad ajena. Es descubrir que aspectos brillantes se oscurecen y que otros sombríos adquieren luz por el conjuro de una lectura sabia o de una voz amiga.
Es también comprender que si tu luz te ciega, no podrás descubrir verdades que otros callan por temor o por sometimiento.
Como un rito de iniciación pude asumir que la lucha por la liberación me enfrentaba al reto de oír y hacerme oír.
Me convencí de que los límites proponían desafíos, y decidí que aquellas trampas donde la libertad declina serían oportunidades para impedir que pensamientos dictados por una mente ajena impusieran la sumisión a su dictado como método único de relación conmigo.
Qué papel jugó la esperanza en mi estrategia de liberación es pregunta a la que ahora no puedo contestar pues las dudas me asedian todavía, mas sé que hoy, iniciado el camino de la emancipación, se postula como una compañera imprescindible, pues me niego a considerar que la muerte suponga el único e inevitable final para mis sueños.
SOMBRA
Son patrimonio de la luz las sombras,
que, sin embargo, no las conserva para sí.
Las he visto acompañar frágiles y livianas a los pájaros,
graves y densas a las catedrales
y he comprobado como los diferentes usuarios
las devuelven a la caída de la tarde
para que así la luz las cobije en su mudo retiro.
No ocurre de igual modo con las sombras
que se proyectan sobre los recuerdos,
(de incierto origen y singular comportamiento)
pues en un principio los bordean,
los colonizan luego y quedan quietas.
Gime después la luz de la memoria
y su quejido se hace falsa historia
que crece amalgamando material de derribo
hasta crear un mundo impenetrable
al que la luz no accede y donde está cautiva la cordura.
Palabras, pensamientos, recuerdos y sus sombras
nacieron para ocupar de modo equilibrado la mente de los hombres.
Si el olvido se impone, un agujero negro nacerá
y su horizonte de sucesos será tan solo un punto confundido en la noche.
Tu noche ya sin luz, tu noche ya sin sombras.
UNA VIDA, LA VIDA
Tienen su ocaso todas las estrellas en este Universo
que se expande sin límites.
Todo se apaga, sí, con una cadencia programada
y un suspiro muestra la decepción que nos conmueve
cuando se adueña el silencio de la luz de los astros.
Pero es en esta decadencia
– y en la aurora del misterio que amanece -
donde el sentido de la vida adquiere plenitud
y las estrellas ordenan escribir a la memoria
el único poema que –sin rima- compone el Universo:
la vida como la conocemos nació de la palabra
y el Cosmos vivirá siempre que haya un vocablo
que llame por su nombre a la esperanza.